22 marzo 2007

Pulmones de acero


Hoy 22 de marzo es el Día Mundial del Agua y ayer se celebró el Día Forestal Mundial, jornada que Greenpeace aprovechó para denunciar que todavía se siguen destruyendo bosques primarios para fabricar papel y cartón, y es que en los tiempos que corren, en los que el 'calentamiento global' está en boca de todo el mundo, cada vez más son las voces que se alzan para defender la importancia de los bosques, los pulmones de nuestra planeta.

Sin embargo, estos pulmones han estado abandonados durante mucho tiempo y han importado mucho más los propios, sobre todo cuando grandes epidemias víricas han costado la vida de muchas personas. Un ejemplo claro es el del virus de la poliomelitis, epidemia que alcanzó su máxima severidad entre 1946 y 1953, sobre todo en los Estados Unidos.

La polio es una efermedad que afecta al sistema nervioso central y que, en su forma aguda, causa inflamación en las neuronas motoras de la columna vertebral y del cerebro y lleva a la parálisis, atrofia muscular y muy a menudo deformidad. Obviamente, de esa parálisis y atrofia muscular no se salvan los músculos de la respiración y hasta la aparición de los pulmones de acero, al final de los años 1920, nada podía impedir la muerte de los pacientes.

La primera descripción de un rudimentario pulmón de acero se debe a Alfred F. Jones en 1864 pero en no será hasta 1929 cuando el ingeniero estadounidense Philip Dinker mejore el invento para la respiración artificial de pacientes con la musculatura pulmonar lesionada. Este aparato está formado por una caja metálica que a intervalos regulares genera una sobrepresión y una depresión de forma alternativa. El cuerpo del paciente descansa en el interior del aparato, quedando la cabeza fuera de éste manteniendose herméticamente sellado mediante un manguito ajustado alrededor del cuello, de esta forma al generarse una presión negativa, la pared torácica se expande de forma pasiva lo que permite la entrada de aire desde el exterior hacia los pulmones. Fue la primera forma eficaz de respiración asistida de largo plazo y se le denominó respiración con presión negativa.



En los años 1930, el pulmón de acero simbolizaba lo peor de la poliomielitis y lo mejor que la tecnología médica podía ofrecer para salvar vidas. Pero los pulmones de acero eran escasos y caros, y los médicos se encontraban frente al doloroso dilema de tener que decidir a quien le sería más útil. En los años 1940-50 algunos hospitales pudieron disponer del complejo aparato en gran cantidad, la mayoría para adultos e incluso se dio el caso de mujeres embarazadas que daban a luz en el interior de un pulmón de acero.

En los años 60 se controló la epidemia de poliomielitis, con las vacunas tipo Salk y Sabin y se demostró que para ventilar pacientes con alteración pulmonar era más eficaz la ventilación con presión positiva aplicada a las vías aéreas y fue así como se desarrollo el uso de tubos orotraqueales. Por ello, el uso de la ventilación con pulmones de acero disminuyó aunque todavía hoy hay enfermos que continúan utilizando ventilación no invasiva, como John Prestwich (entrevista en la BBC), quien dice de la máquina que "es como un amigo cómodo y no una prisión". Perstwich, de 64 años, lleva sin respirar por sí mismo desde que a los 17 años fue afectado por el virus de la polio y desde entonces el sonido del fuelle del gran pulmón es el ritmo de su vida.

Más información: 1, 2, 3, 4.

1 comentario:

Fran Invernoz dijo...

Un post impresionante. Los pulmones son vitales, no menos que las piernas. Ya casi nos habíamos olvidado de la poliomielitis ante la aparición de nuevas enfermedades.