14 octubre 2008

El tranvía aéreo


La publicación en Fogonazos de un post sobre ‘un palacio sobre raíles para el baño real’ en San Sebastián, trajo a mi memoria cómo la capital guipuzcoana fue la primera en instalar el primer transbordador-funicular para el transporte de personas de la Historia.

El 30 de septiembre de 1907, en un ambiente de gran expectación, fue inaugurado este espectacular modo de transporte que cubría 280 metros distancia y 28 de desnivel en tres minutos y medio, uniendo dos puntos altos del monte Ulía, por entonces un lugar con especial auge como área recreativa.


El diseñador del funicular fue el prestigioso ingeniero español Leonardo Torres Quevedo, quien además dirigió la construcción del primer dirigible español. Tal fue el éxito del transbordador, que Torres Quevedo desarrolló otros tantos en Chamonix, Río de Janeiro y el que a día de hoy atraviesa las cataratas del Niágara, el Spanish Aerocar (ver vídeo).


Pero apenas 15 años después de ser puesto en marcha, el que llamaron ‘tranvía aéreo’ de San Sebastián echó el cierre. El parque de Ulía perdió fuerza como zona de ocio en favor del parque de atracciones del monte Igueldo, al que precisamente se accedía (y todavía se accede) a través de un funicular más convencional, inaugurado en 1912.

San Sebastián, vanguardismo en plena Belle Époque.

12 octubre 2008

Caer sin dolor

“No es raro observar el miedo que la gente tiene a caerse. Pero caerse es algo que les ocurre incluso a los mejores competidores de patinaje artístico; otro tanto sucede en la vida diaria. Lo importante es caer sin hacerse daño. (…) El intentar evitar una caída a todo trance constituye a menudo la causa de caídas dolorosas, aquellas que se producen en el último instante y sin preparación” (Z. OSÍNSKI, W. STAROSTA: Patinaje sobre hielo, artístico y de velocidad).

Hace bien poco que leí esta cita en ‘El Emperador’ de Kapuściński y me retrotrajo ocho meses atrás, a algo que tuvo que ver con mi carrera profesional. No era una certeza absoluta pero llevaba algún tiempo dando vueltas en mi cabeza la idea del abandono del periodismo, mi gran vocación. Algunos la vieron como una decisión precipitada (incluso yo mismo llegué a pensarlo, a tenor de la rapidez con la que se fueron desencadenando los acontecimientos), otros en cambio no sólo la apoyaron, sino que la vieron lógica e improrrogable.

Como digo, llevaba tiempo viendo que ‘la caída’ se acercaba, de modo que me enfrenté al problema, lo asumí como algo casi inevitable y me esforcé en que la caída no fuera dolorosa.

Lo conseguí, caí sin hacerme daño. Abandoné Madrid y el periodismo, regresé a San Sebastián y, sin apenas tiempo para pensar en la magnitud de la decisión, me metí de lleno en mi nuevo proyecto profesional, la visita médica. Pese a lo negativo de este oficio (que levante la mano quien no tenga un trabajo con luces y sombras), el balance de los últimos ocho meses es más que positivo. Mucho trabajo, eso sí, pero también recompensas.

Después de que el trabajo haya ido retrocediendo, dejando paso a las recompensas, estoy en disposición de retomar una costumbre que aparqué aquel dos de febrero.

Vuelve Snorkilandia existe.

05 octubre 2008

Pronto



Después de ocho meses y tres días en suspenso, llega la hora de tomar una decisión respecto al futuro de Snorkilandia existe. Echar el cierre o retomar la apasionante actividad del 'posteo'.

Pronto, muy pronto.